lunes,27 marzo,2023

La seguridad vial es una cuestión de salud pública y por lo visto no todos se han enterado

Jornada postelectoral. Empieza a ser una costumbre entre los españoles ir a votar más de una vez al año; a lo mejor deciden que votemos una vez al año y de esa manera iremos contando elecciones como los cumpleaños. Todavía desconozco si se formará gobierno. Eso sí, estoy tranquilo.

Cualquiera que acceda al gobierno seguirá manteniendo las reformas en materia de educación vial que están pendientes de aprobación por parte del congreso, otras pendientes de resolución del Tribunal Supremo y otras que están por llegar pero que ya han sido presentadas. Reformas como la implantación de 8 horas de formación a los aspirantes al permiso de conducir, donde los futuros conductores escucharán testimonios de víctimas de accidentes de tráfico, hablarán sobre la siniestralidad vial centrándose en los grupos más vulnerables y tratarán los factores de riesgo como la velocidad, las distracciones – entre ellas el uso del teléfono móvil mientras se conduce -, el alcohol, las drogas y los psicofármacos, entre otras cosas.

Es cierto que los programas electorales de los partidos políticos  son exiguos en cuanto a proyectos y mejoras en pro de la educación vial y, por ende, en lo que debe suponer una reducción de los accidentes de tráfico, accidentes que generan  enormes daños en el tejido social; víctima,  familias, amigos, situación laboral, etc. sin dejar de lado los costes económicos.

Son exiguos porque a quién le importa que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe global de 2018, los accidentes de tráfico sean la principal causa de muerte en jóvenes o que más de 1.25 millones de personas mueran cada año como consecuencia de accidentes de tráfico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe global de 2018 los accidentes de tráfico sean la principal causa de muerte en jóvenes o que más de 1.25 millones de personas mueran cada año como consecuencia de accidentes de tráfico.

Con estos datos para qué vamos a hablar de dinero, de que los accidentes de tráfico cuesta a la mayoría de los países un 3% del PIB, de que los daños a las víctimas, familiares y amigos son incalculables y se arrastran de por vida. Pues nada, cada uno a lo suyo.

Que a Ciudadanos y a Unidas Podemos se les haya olvidado hablar de Educación Vial en sus programas electorales ha podido ser debido a muchos factores, aunque yo creo que Albert Rivera golpeó a Pablo Iglesias con el adoquín que ha llevado a cuestas durante la campaña y luego Iglesias hizo lo mismo.  Es obvio, que a ambos les afecto el golpe; eso sí, Pablo le golpeó con una “adoquina”. Al menos los otros dos partidos con más representación hacen mención a la seguridad vial. Ante esto, deberíamos empezar a hablar de Inseguridad Vial, como decía un viejo amigo y mentor, Juan de Dios Izquierdo Collado.

No quiero olvidar a alguna organización de consumidores; tienen inquina con las autoescuelas. No hay año que no publiquen la Autoescuela más barata o la más cara, poca defensa hacen hacia los consumidores, a ver si algún año publican cuáles son las mejores autoescuelas, es probable que a los consumidores esa información les interese, ya que el objetivo es recibir una educación  que permita a los futuros conductores desenvolverse con seguridad.

Por suerte en España,  tenemos a la OMS, que ya en el año 2004 indicó que las lesiones por accidentes de tráfico constituyen un grave problema de SALUD PÚBLICA (perdón por las mayúsculas, es para que se enteren algunos).

La Dirección General de Tráfico en los últimos dos años ha propuesto más acciones y medidas en pro de la seguridad vial que sus antecesores en ocho años. Ahora se puede confiar en la nueva dirección para cumplir, entre otros, el Plan Estratégico de la Unión Europea 2011/2020 que habían olvidado los antiguos directivos y cuyo objetivo número uno hay que recordar:  “La mejora de la educación y la formación de los usuarios de la carretera”.

Si algunos de nuestros dirigentes políticos o de sus asesores hubiesen leído los informes que cada año publica la Fiscalía General del Estado en el área de seguridad vial, y hubiésemos puesto en práctica las recomendaciones sobre educación vial, habríamos obtenido verdaderos avances y resultados. Son encomiables la labor del Fiscal de sala coordinador de Seguridad Vial, Don Bartolomé Vargas, y de todo su equipo. Destacando en los informes la labor del Fiscal Adscrito Don Mario Sanz Fernández-Vega y la Fiscal Adscrita Dña. Rosa María Pérez Martínez. A mí particularmente me entusiasma la rotundidad con la que se pronuncia la Fiscalía. Cito:

«Así podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la educación vial es ahora más que nunca, sin demérito de las demás, la única estrategia segura para disminuir las tragedias, casi todas evitables, que tienen lugar en las vías públicas.«

Se requiere, como decíamos en la Memoria de 2014, una educación integral, permanente y acompasada a los tiempos de orden tecnológico, sanitario, en movilidad vial y en conducción ecológica y eficiente que incluya la percepción del riesgo y las ventajas del nuevo modelo de comportamiento (…). Insistimos en la propuesta de una ley de educación vial integral. (….)Es el momento de un Pacto de Estado con aprobación parlamentaria en el que con valoración de lo conseguido hasta el presente se realice decididamente un compromiso de futuro que lo es por la tolerancia, la convivencia en las vías públicas y el bienestar y modelo de ciudad que se desea y que por tanto incluya junto a las anteriores, propuestas concretas en la estrategia de movilidad sostenible. En ella es imprescindible acordar las líneas maestras de una nueva ley de seguridad vial».

Me recuerda a nuestro querido Luis Aragonés y su famosa frase “Y ganar y ganar y volver a ganar”. Cambiémosla por: “Educación, educación y más educación”.

También tenemos asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico, como AESLEME, cuya directora Mar Cogollos no se cansa de repetir e incidir en la necesidad de una educación vial desde las edades más tempranas y, por supuesto, a la hora de formar a los nuevos conductores.

El que probablemente sea en la actualidad y desde hace décadas uno de los mayores referentes del sector de la educación vial en España, el profesor Luis Montoro, Catedrático de Seguridad Vial y presidente de la Fundación Española para la  Seguridad Vial (FESVIAL), ha defendido y justificado siempre desde un  punto de vista científico la necesidad de que el sistema de formación evolucione, siendo necesaria una formación teórico-práctica obligatoria que lleve al cambio de actitudes y que capacite de verdad al alumno en una de las cuestiones vitales del tráfico: la percepción del riesgo.

La plataforma en defensa de las autoescuelas, liderada por Salvador Pilatos, ha recordado a la plataforma de las autoescuelas online, (que se niega a aceptar la implantación de unas horas obligatorias) que para ayudar a nuestros jóvenes a circular más seguros, la necesidad de formarse presencialmente en una autoescuela. Por cierto, creo recordar que dicha plataforma está formada por tres autoescuelas (en España hay más de 8.500 secciones) y que justo hace dos meses (en el mes de septiembre) la autoescuela que lidera la plataforma obtuvo 0 aptos en teórico: no parece serio lo que dicen.

Volviendo a las palabras de Salvador, y siempre con el énfasis que le caracteriza, «le recuerdo a la CNMC que no les va a costar más dinero a los alumnos la implantación de las 8 horas obligatorias, que ya están cobrando la matrícula, que mienten quienes dicen eso.» “Queremos que los alumnos vengan a clase para transmitirles lo que sabemos, para poder ayudar a vuestros hijos a que aprendan y a que tengan menos accidentes, de eso es lo que se trata MALDITA SEA, MALDITA SEA. Señores de competencia, sobre esto es sobre lo que ustedes van a decidir”.

Cristóbal Morales, presidente de ACEV, indicó recientemente la necesidad de mejorar los exámenes teóricos, de evitar que los alumnos memoricen y de que se evalúen las conductas de riesgo, abordando con mayor profundidad las causas principales de accidentes, con especial atención a las drogas, el alcohol y el uso inadecuado de los fármacos.

Sindicatos, como ATAAC, con una defensa a ultranza para poner en valor la figura del profesor de formación vial ante la sociedad, a ASEXTRA, la Asociación que representa a una amplia mayoría de los funcionarios examinadores de tráfico y cuyo presidente, Joaquín Jiménez, defiende a pico y pala la mejora de la seguridad vial.

El Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEVI) ya indicó la paradoja en la que llevamos inmersos durante los últimos años en cuanto a la seguridad vial laboral. Según el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, la principal causa de siniestro laboral es el accidente de tráfico. En el año 2018 el balance fue de 249 fallecidos, lo que implica un aumento del 23 % respecto al 2017. ¿Y no nos preguntamos por qué?.

Algunas veces tengo la sensación de que hacemos las cosas al revés, no es más lógico que eduquemos a nuestros hijos en el colegio y después en la autoescuela, pero digo educar (no hacer test en casa) y a lo mejor conseguiremos conductores con conocimientos, formados, que conozcan los riesgos, que respeten y tengan en cuenta que el tráfico como conductores o peatones es un espacio donde todos convivimos, jóvenes, niños, mayores. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta? ¡Parecemos bobos! Me fastidia enormemente volver a sacar datos…Los accidentes viales laborales le suponen a España 2.000 millones de euros al año según el informe publicado este año por el RACE.

Las autoescuelas y todos los involucrados en la seguridad vial llevamos unos días revueltos, preocupados, no sé cómo definirlo. Que la  DGT eleve a la Comisión Nacional de la Competencia (CNMV) el proyecto de reforma del  Reglamento de Conductores es algo normal. Se deben seguir los pasos adecuados para garantizar que las reformas incluidas a esperas de la formación del gobierno mejoren la seguridad en nuestras ciudades y pueblos.

La reforma contempla, entre otras cuestiones, una reducción de la velocidad en algunas vías públicas, medida que está alineada con la propia OMS: debemos recordar que el control de la velocidad reduce los traumatismos por accidentes de tráfico, además de hacer nuestra movilidad más amigable y saludable para el medio ambiente. La otra medida, la que causa preocupación, es la impartición en las autoescuelas de 8 horas de formación que, como hemos dicho antes, servirían para que  los futuros conductores escucharan testimonios de víctimas de accidentes de tráfico, hablaran sobre la siniestralidad vial centrándose en los grupos más vulnerables, trataran los factores de riesgo como la velocidad, las distracciones (entre ellas el uso del teléfono móvil mientras se conduce), el alcohol, las drogas y los psicofármacos, entre otras cosas.

Pero, ¿quién debería estar preocupado? ¿Las autoescuelas? ¿La plataforma de autoescuelas online que tiene 0 aptos en teórico? ¿La DGT? ¿Las organizaciones de consumidores? No, quien debería y debemos estar preocupados somos los ciudadanos. Madres y padres, que ven cómo una medida que ayudará a mejorar la salud vial de hijos, sobrinos, nietos, amigos… se pueda quedar en nada si la CNMC tiene la ocurrencia de decir que la medida vulnera la competencia.

Señores, eduquemos a nuestra población tal y como nos indican todos los agentes implicados en la materia, además de la propia OMS. Quizás la CNMC, con el objetivo de cumplir uno de sus cometidos, el de defender el interés de los consumidores, emite un informe recomendando por un asunto de salud pública obligar a impartir educación en los colegios y que los aspirantes al permiso de conducir deban asistir a las autoescuelas y recibir la educación necesaria que les permita en un futuro circular con seguridad.

Quizás la CNMC, con el objetivo de cumplir uno de sus cometidos, el de defender el interés de los consumidores, emite un informe indicando por un asunto de salud pública obligar a impartir educación en los colegios y que los aspirantes al permiso de conducir deban asistir a las autoescuelas y recibir la educación necesaria que les permita en un futuro circular con seguridad.

Además la CNMC ya ha emitido diferentes informes en los que nos recuerda que la exigencia del ejercicio o acceso a una actividad debe estar justificada en una razón imperiosa de interés general, razones que se hallan definidas en el artículo 3.11 de Ley 17/2009, del siguiente modo:

 “Razón definida e interpretada la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, limitadas las siguientes: […], la salud pública, […], la protección del medio ambiente y del entorno urbano[…]”

En definitiva, parece una broma de mal gusto que la seguridad vial y, en consecuencia, la salud pública puedan quedar sujetas a un informe negativo por parte de la CNMC. La principal causa de mortalidad entre las personas jóvenes españolas no debería llevarse a debate.

J. Alfredo Campa Gómez.

Director del Instituto de Seguridad y Educación Vial. ISEVI.

Ciudadano y Padre.

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